Sistema hipotético no. 3

Estoy tratando de imaginar una manera justa de otorgar premio o castigo divino. En todo caso, me alegro de no ser yo quien tiene que tomar esas decisiones, pero mis pensamientos menos turbios serían estos:

 

Que el cielo y el infierno de cada persona esté definido por dos dimensiones: duración y magnitud (ya, ya sé que según los cánones, el cielo y el infierno tienen duración infinita, y es el purgatorio lo que tiene duración finita. Pero en mis sistemas hipotéticos hago lo que yo quiero, y además, creo que Tomás de Aquino o uno de esos sesudos dijo que sería injusto que una falta finita tuviera un castigo de duración infinita). La primera, el tiempo, es igual al tiempo que hizo sentir bien o mal a otras personas con sus acciones (que no es lo mismo que el tiempo que dedicó a hacer que otros se sintieran mal). La segunda, la magnitud del bienestar o malestar reproduce también la magnitud de bienestar o malestar que sus acciones causaron en otras personas.

 

Así, el infierno de Hitler en tiempo es la suma de horas en que sus víctimas se sintieron mal. Por simplificar, imaginemos que las víctimas de Hitler fueron 100. Si en promedio, éstas se sintieron mal durante 200 días, el tiempo de infierno de Hitler será de 100 x 200 = 20,000 días (son bastantes más, tanto por días como por víctimas, pero es el ejemplo). La magnitud de sus dolores será igual a la que sufrieron sus víctimas. Si en alguna ocasión, por ejemplo, él tuvo compasión de una víctima y le dio un día de tranquilidad, de menor cantidad de dolor, entonces también el infierno de Hitler tendría un día de respiro.

 

Por el otro lado, el cielo de una hetaira (¿ven cuanta justicia? ejemplo bueno y ejemplo malo con H, ambos) que complaciera bien a sus clientes sería igual en tiempo al número de clientes que tuvo, por el tiempo promedio en que estuvieron gozando de ella. La magnitud de este cielo queda de tarea.