Archivo de la categoría: Prosas

Atlas era uno entre los dioses del Olimpo. No era un dios principal, no tenía muchos seguidores, y ello probablemente se debía a que Atlas no tenía un don especial. En realidad, tenía muchos, lo cual hacía que no se … Seguir leyendo →

  Ocurre que en ese lugar se volvió tradicional, al volver de un viaje, obsequiar a alguien a quien le tuvieses algún rencor una taza con dibujos o leyendas alusivas al lugar de donde fuiste: recuerdo de Torreón; pa’ que … Seguir leyendo →

  -Dime por qué no tienes alas. -Ya le dije, porque no soy un ángel. -Dime por qué no haces milagros. -Porque no soy un ángel, no soy un ángel. -Entonces ¡qué eres! -Soy un ser humano. -¿Sí? Entonces dime … Seguir leyendo →

  -Es un ser verdaderamente curioso. -Cuéntame.   -Al nacer, no tiene nada más que esperanzas. Poco a poco, las esperanzas se convierten en certezas, las certezas en conocimientos, los conocimientos en creencias, las creencias en teorías, y las teorías … Seguir leyendo →

  Don Antelmo era un hombre exitoso y con mucho tiempo libre. Muchas veces, cuando iba a su club de polo, hacía corajes al llegar a un cruce de calles en que, casi al llegar a la esquina, los carriles … Seguir leyendo →

  Cuando bajaba del Ajusco, dos estudiantes se acercaron al maestro y le preguntaron: ‘¿Es justo que encontremos medios para obtener calificaciones superiores a las que obtendríamos si simplemente contestáramos lo que sabemos, en los exámenes? Toma en cuenta que si … Seguir leyendo →

  Otra vez era día del padre en el jardín de niños en el que yo trabajo. Me gustaba mucho ver a los pequeñines afanarse con la ilusión de darles a sus papás un buen espectáculo, y dejaban ver clarito … Seguir leyendo →

Para Pablo. La determinación de alcanzar un nivel de perfeccionamiento superior al de sus contemporáneos le hizo estudiar a fondo, dedicándose totalmente a cada arte marcial que estuvo a su alcance. Pasado el tiempo, comprendió la escencia común de todas … Seguir leyendo →

En los años sesenta, me dijeron que iba a morir pronto. Pero yo me negué. Mi fortuna era suficientemente grande como para que me rodeara una parvada de aduladores que me hicieron creer que yo no debía morir, y que … Seguir leyendo →

Este es un cuento más que inventé con la ayuda de Pablo y Tania, de 7 y 5 años respectivamente, que siempre escuchan las primeras versiones y con sus comentarios y preguntas me ayudan a pulirlas. En esta ocasión, Ana … Seguir leyendo →