Versiones

Para terminar mi ciclo de las caperucitas (por el momento), voy a comentar un ejercicio que propone una maestra que escuche en un evento de educación preescolar de la Editorial Santillana. Desafortunadamente, no tomé el nombre de la maestra, pero recuerdo que era argentina nacionalizada española.
 
Ella proponía, como un ejercicio con niños prelectores o lectores incipientes, trabajar sobre versiones de un cuento clásico. El proceso completo es así:
 
1.- Leer a los niños y comentar con ellos una versión de un cuento clásico.
 
2.- Otro día, leer otra versión. Iniciar una charla con los niños diciéndoles que uno lo ve un poco distinto que la otra vez que lo leyeron. Alguno se acordará de algunas diferencias.
 
3.- Tomar las dos versiones, si es que la idea de las diferencias pegó, y hacer un cuadro de las diferencias. Por ejemplo:
 
Versión A                                                      Versión B
Caperucita lleva pastel para la abuelita             Caperucita lleva comida para la abuelita
La abuelita encerrada en clóset                        La abuelita comida por lobo
El cazador mata al lobo                                   El cazador captura al lobo
 
Etcétera.
 
4.- Acopiar, con la participación de los niños, más versiones.
 
5.- Análisis de diferencias. No leer exahustivamente cada versión (podría ser muy cansado) sino buscar puntualmente por donde ellos piensan que están las partes importantes (por ejemplo, ya saben que hay que buscar por el principio para saber qué le llevaba Caperucita a su abuelita en cada versión).
 
6.- Hacer un análisis de semejanzas, que va emergiendo a partir de un análisis de las diferencias. Al tener claro qué es distinto, también queda claro cuáles son los temas que no cambian.
 
7.- El niño escribe su propia versión, ateniéndose a las semejanzas encontradas, teniendo libertad total en la parte de las diferencias. Por ejemplo: "Había una vez una niña llamada Caperucita Roja por la capita que la cubría. Un día su mamá le dijo "Caperucita, por favor llévale a tu abuelita este caldito de pollo, porque tiene gripa".
 
8.- Con todas las versiones editamos un libro, que puede llamarse "Las 15 versiones de Caperucita Roja". Es muy importante incluir con cada versión el nombre de su pequeño autor, así como posibles ilustraciones de los mismos.
 
9.- Se hace una presentación del libro, a los padres y otros miembros de la comunidad escolar. Si la tecnología lleva a que exista sólo una copia, se va rolando de niño en niño, para que los papás puedan presumirlo a familiares y amigos por turnos.
 
El ejercicio me pareció interesante, bonito y constructivo. Seguramente se puede llevar a cabo con adaptaciones en preescolares y escuelas primarias. No es necesario considerarlo como una receta inamovible. La ponente comentó además la anécdota que quería yo relatar desde el principio de esta entrada: resulta que un niño y su mamá, buscando versiones precisamente de la Caperucita Roja, llegaron a una librería y pidieron ver las versiones que había. El librero (no era un vendedor de libros, era un Señor Librero, como se verá) les mostró algunas y al niño le gustó una, pero dijo que no estaba seguro de si ya la tenían o no, porque la veía parecida a una que ya estaba en el salón.
Este hombre de oficio, en vez de decirle "pues ve y averigua" o algo así, le mostró el ISBN, y le explicó que cada edición de un libro tiene un ISBN distinto, así que, si el niño copiaba el ISBN de ese libro y luego lo comparaba con el que estaba en su escuela, podría estar seguro de si era el mismo o no.
 
El niño fue, feliz, al día siguiente, con su nuevo conocimiento para compartirlo con la maestra y sus compañeros. No era el mismo libro, así que por la tarde ya estaba otra vez el niño en la librería, comprando el ejemplar que le había gustado.
 
 Bien por la maestra, bien por el librero y bien por la mamá que tomó en serio el pequeño proyecto de su hijo. Bien también por Perrault y por la maestra que nos explicó todo esto. ¿Te imaginas qué bonito si todas nuestras experiencias de aprendizaje y contacto con los libros pudieran ser así?
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2 respuestas a Versiones

  1. Diana dijo:

    Como estudiante tuve profesores de todo tipo, unos, especialmente temibles, hacían del aprendizaje algo realmente doloroso y se escudaban tras aquel dicho: "Si no duele no se aprende" (válido para la vida, no tanto para el aula). Como profesora procuro que no duela y sí se aprenda. Colecciono versiones de "caminos por el bosque" de todas mis caperucitas (estudiantes). Corregir 27 o 30 exámenes parciales tres veces por semestre me muestra los distintos caminos que el ingenio y el conocimiento teórico busca, según las distintas mentes, para darle solución a un mismo problema. Tengo, pues, una colección de caperucitas-lobo, caperucitas-caperucitas, caperucitas-nietas rebeldes, caperucitas-enfermeras-transportistas de sopa de pollo, algunas vivas caperucitas que quieren contestar el examen en bola de hasta "cinco caperucitas" como las de tu cuento, y hasta hay algunas, verdaderamente modernas que traen alguna máquina maravillosa puesta, de la que sale el plato que gustes de sólo apretar un botón. Son las más escasas, mentes brillantes, ágiles, rápidas y precisas, que no necesitan ni les trauma para nada del dolor en el aprendizaje para entenderlo todo, el método les vale, nacieron para entender.
    Es una bendición conocer a un librero como ese señor de la anécdota, como lo es conocer gente que se dedica a lo que se dedique bastante más allá del mero interés económico. Bien por todos ellos.
    Saludos;
    Diana

  2. Bicho de luz dijo:

    Mi abuela me contaba una version de la caperucita roja que no se parece demasiado a la original de Perrault. Cuando lei tu version (entrada anterior) lo recorde con nostalgia. Es una excelente idea recopilar todas las versiones en un solo libro. Ya no soy una niña. Me hubiera gustado participar de un ejercicio como el que propuso la maestra mencionada. El librero se gano todo mi respeto. Saludos. Maria.

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