En la escuela de Pablo, de seis años, hay un concurso para ver quién tiene el salón más limpio. Entran niños de otros grupos en cualquier momento, de improviso, y checan si hay papeles en el suelo, si las mochilas están desacomodadas, si hay útiles escolares regados.
Dice Pablo:
-Arturo es buenísimo para lo de la limpieza del salón.
Mientras los adultos le ponderábamos que había que seguir el buen ejemplo de Arturo, Pablo nos aclaró más la situación:
-Es buenísimo. Cuando llega el inspector de limpieza, rápidamente tapa con el pie la basura que esté cerca de él.
Ja, ja, ja. De plano, no hay nada más aburrido para los chamacos que el orden y la limpieza. ¿Que no vemos que en el tiradero de juguetes, útiles, mochilas y papelitos está la diversión, la diversidad cromática, aparte de que todo les queda a la mano a los pequeños, sin mucho buscarle? No estamos preparados para entenderlos, hemos olvidado…
Abrazos;
Hildrun
Hola. Es una anécdota simpática. Sin querer recordé las "limpiezas" a regañadientes que hace mi hijo en su habitación, todo se va debajo de la cama. Saludos. Maria.
jajaajjaja… Siguen las sonrisas aquí!!
Tu hijo Pablo está comenzando a ser mi héroe, dile que una "buena moza" le manda besos… pero no le digas de qué edad es la buena moza, ok?? =P