Una hipérbola

 
Cuando bajaba del Ajusco, dos estudiantes se acercaron al maestro y le preguntaron: ‘¿Es justo que encontremos medios para obtener calificaciones superiores a las que obtendríamos si simplemente contestáramos lo que sabemos, en los exámenes? Toma en cuenta que si no nos descubren estaremos mostrando que somos ingeniosos’.
El maestro les dijo: ‘Hacer trampa en los exámenes se parece a un hombre que compra un automóvil que chilla cuando uno no se pone el cinturón de seguridad, y que lo maneja en una ciudad en la que está penado circular sin cinturón de seguridad.
Este hombre corta la hebilla del cinturón y la coloca en su seguro, para que el auto no chille, y además se pega la parte superior del cinturón, con velcro, a la parte frontal de su camisa, para que ningún patrullero lo detenga. El hombre se siente muy ingenioso, hasta que sufre un accidente y sus amagos no sirven para retenerlo en el automóvil, del que sale volando y se despedaza la cabeza contra el concreto. El que tenga oídos que oiga, y el que tenga mente, que aprenda.’
Cuando los estudiantes se fueron, Pedro le comentó al maestro: ‘Oye mai, esa también se la deberías decir a los políticos…’ El maestro sólo suspiró.
 
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Una respuesta a Una hipérbola

  1. La Piedra dijo:

    Jajaja, me encanta la forma en que haces protesta pacífica, Doctor. 
    De todas formas, nomás por si hacen falta, acá te guardo los petardos, y si esos no funcionan, debajo de mi cama hay dos rifles y una escopeta que quedan a tu orden.
    Quizá esos políticos no lleguen a darse cuenta del mal que hacen, ni aun cuando vean los resultados de sus despropósitos en sus propios hijos… (aunque pensándolo bien,  los hijos de los políticos suelen estudiar en el Norte y en Europa ¿verdad?).
     
    Saludos. No dejes de luchar contra este sistema podrido, doctor. La voz del Pueblo es la voz de Dios.
     
    Diana

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